Manifiesto en el Día Mundial del Agua
22 de marzo de 2010
Este año, con el lema “Agua limpia para un mundo sano”, la Organización de las Naciones Unidas propone conmemorar el Día Mundial del Agua, teniendo en cuenta las relaciones entre la calidad del agua y el bienestar humano.
Este llamamiento choca con la realidad de aproximadamente 900 millones de personas que no tienen acceso al agua potable; el 40 por ciento de la población mundial carece de sistemas de saneamiento básico o las casi 10.000 personas que cada día mueren por enfermedades evitables, relacionadas con el agua o con el saneamiento deficiente. Mientras, el acceso al abastecimiento y al saneamiento sigue sin ser considerado como un derecho humano plenamente reconocido, olvidando que el agua es el recurso básico e insustituible para la vida.
La calidad del agua está disminuyendo en todo el planeta como consecuencia de una gestión errónea de los recursos hídricos: han primado los aspectos de la cantidad sobre la calidad del agua, ocasionando una explotación incontrolada de los recursos superficiales y subterráneos y su progresiva contaminación y degradación.
En esta situación, el principio “quien contamina paga” resulta insuficiente. Es preciso desarrollar nuevos enfoques de prevención de la contaminación en sus fuentes, ya que resulta mucho más razonable y económico evitar la contaminación que depurar.
La carencia, en muchos casos, de instituciones públicas suficientemente consolidadas, ha permitido que los usos productivos del agua hayan primado sobre los personales y domésticos que tienen la consideración de derecho humano, todo ello en un contexto de falta de transparencia y participación real de la ciudadanía. Los países en desarrollo y los sectores sociales más empobrecidos y en particular las mujeres son los que más sufren la mala calidad del agua, reflejada tanto por la carencia de sistemas sostenibles de abastecimiento y saneamiento, como por el impacto de las enfermedades relacionadas con el agua y la progresiva degradación de los ecosistemas acuáticos, que afecta especialmente a la biodiversidad. Es muy previsible que este escenario se agrave como consecuencia de los efectos del cambio climático.
Desde la Coordinadora de ONG de Desarrollo – España consideramos que esta situación no es sostenible y que es necesario avanzar en su resolución de forma conjunta y coordinada, contando tanto con los Estados, las organizaciones internacionales, nacionales y locales, como con la sociedad civil en general, teniendo como objetivo la consecución de una gestión pública, transparente, participativa y sostenible de los recursos hídricos, que, sin duda, favorecerá el cumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de desarrollo y, especialmente, los Objetivos del Milenio.
En ese contexto, es relevante la iniciativa española de impulsar el Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento; entendemos que el funcionamiento de este Fondo debe realizarse con total transparencia garantizando la participación de la ciudadanía y la necesaria rendición periódica de cuentas. Apoyamos decididamente y reivindicamos que las intervenciones financiadas por el Fondo impulsen la gestión pública y participativa de los servicios de abastecimiento y saneamiento, tal y como se establece en sus documentos programáticos.
Por otra parte, y aprovechando la presidencia española de la Unión Europea, pedimos al Gobierno de España:
- QUE reitere la necesidad de reconocer el acceso al agua y saneamiento como un derecho humano en la línea de lo propugnado por las Naciones Unidas y que la Unión Europea deje de considerar los servicios asociados como un recurso económico, sujeto, por tanto, a las normas del mercado.
- QUE la Unión Europea apoye las iniciativas de las Naciones Unidas relacionadas con el derecho humano al agua y saneamiento.
- QUE la Unión Europea establezca una estrategia conjunta para la gestión pública eficiente, transparente y participativa de los recursos hídricos desde la perspectiva del acceso al agua y saneamiento como derecho humano.
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